
Rara vez, las cataratas están presentes al nacer o se desarrollan
poco después. Pueden ser hereditarias o desarrollarse debido a
una infección, cuando la madre sufre de rubeola durante el
embarazo. Una catarata también se puede desarrollar después de
una lesión en el ojo o cirugía para otros problemas oculares, como
glaucoma.
Si bien no existen enfoques clínicamente probado para prevenir
las cataratas, simples estrategias de prevención incluyen la
reducción de la exposición a la luz solar a través de lentes de
protección UV, disminuir o suspender el hábito de fumar y
aumentar la ingesta de vitaminas antioxidantes a través del
consumo de vegetales de hojas verdes y los suplementos
nutricionales.